Luis Bruno se encuentra en una situación complicada. Fue abandonado por su esposa y despedido de su trabajo. La oportunidad de cambiar la pisada y volver a tirar los dados asoma con un viaje a Salto, la ciudad donde nació, para trabajar en un periódico local.
En Salto, Werner Gómez, un bloguero ermitaño, grafómano paranoico e incendiario, se dispone a trabajar en el proyecto más ambicioso y arriesgado de su vida. Pero los reclamos de su madre y un descubrimiento fascinante y perturbador se interponen en el camino.
En Mil de fiebre hay personas que necesitan desesperadamente creerse las historias que se cuentan a sí mismas. Hay vínculos tóxicos, secretos dolorosos y verdades sin cicatrizar. Hay un enigmático escritor de culto, tan prolífico y evasivo que incluso se duda de su existencia, a pesar de que toda una comunidad estudia su obra al detalle y le expresa públicamente infinita veneración. Hay una organización secreta dedicada a llevar adelante orgías escatológicas. Una agrupación de autoayuda que brinda auxilio a gente que quiere suicidarse y no se atreve. Un fastuoso edificio sin terminar que se erige como emblema de una ciudad, un Barrio Utópico y una cadena de clínicas psiquiátricas muy popular entre la clase media. Hay música, locura y algo conocido como "salsa campeón". Hay una enfermiza obsesión por la salud y comida adicionada de medicamentos. Y existe un impulso sublime y sutil, misterioso y trascendental, que se genera por la combustión de los pensamientos. Un ente que cuando se presenta es capaz de alterar la sangre y magnificar los sentidos. Werner lo llama "el vapor".
Una novela urgente, introspectiva y sumamente catártica que navega en un río vertiginoso de excelente literatura.