Diario de un arquero
Atajar es difícil, Leandro lo sabe perfectamente. A veces, los nervios lo traicionan. A veces, no puede dejar de pensar en lo que pasará en el partido. Por eso escribe. Y el resultado está a la vista. Ser arquero es muy exigente. Pero hay problemas mayores en la vida que evitar tiros a puerta. ¿Atajar en una final ante el mejor delantero de la liga? ¿Enfrentarse al goleador del campeonato al que todos admiran porque cuando tira hunde la red? Bueno, eso es difícil. No es algo que se dé muy seguido. Sucede que hay retos muchos más exigentes, desafíos invisibles, partidos casi imposibles de ganar, todos los días, donde hay que sacar fuerzas de la nada para vencer. Son partidos complicados, que nuestro ágil arquero logrará conjugar con sus dos pasiones: escribir en su nueva computadora y evitar que nadie, jamás, le haga goles.
Aventuras de un goleador
Los delanteros tienen “hambre de gol”. Sueñan con ellos, piensan en los recreos en ese tiro que pegó en el palo y salió, temen no poder marcar nunca más en su carrera, o volver a inflar las redes para ganar un partido. Sueñan con vencer a los goleros más eficaces. el cero en el marcador es insoportable. Los delanteros no pueden dormir sin hacer goles, algunos llegan a tener pesadillas. Paolo es uno de ellos. Quienes lo rodean, dicen que su verdadero problema es su “temperamento”; otros, que se enoja demasiado, pero él no está seguro de esto. Aunque es verdad que se ha metido en problemas muchas veces. Finalmente conocerá el desafío mayor de su corta carrera: al arquero imbatible, el muro, la muralla. ¿Cómo vencerlo?, eso no será fácil. En el fondo, Paolo solo quiere ganar ¿Está mal eso? Y sufre, porque nadie lo conoce de verdad. Él quiere decirnos en su historia que siente y piensa muchas cosas, y una de ellas es que los delanteros implacables también tienen corazón.