En cuanto le comunican la noticia, surge el temor a no recibir tanta atención de los padres o, incluso, a que ya no la quieran tanto como hasta ese momento.
Todos estos cambios requieren tiempo. El tiempo se divide cuando una familia se agranda, y el amor se multiplica. Poco a poco la niña, que ahora es hermana mayor, se dará cuenta de que no ha perdido el amor de sus padres y de que, por el contrario, ha ganado una compañía para toda la vida. La relación de hermanos fortalece la autoestima de los niños, crea nuevas posibilidades de juego compartido y genera un vínculo que atraviesa todas las etapas de la vida.
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