El cafetín es un laberinto. Nuestro destino es extraviarnos en sus encrucijadas. Pero algunos presienten una verdad aún más terrible: no se puede salir del bar… El afuera no existe.
El Narrador de Historias está obligado a contar un cuento cada noche, a las doce. Nadie le presta atención. Amores imposibles de la provincia de Buenos Aires, ciudades lejanas gobernadas por jaurías, santos levitadotes… integran el curioso repertorio. Pero el Narrador es también personaje de otra historia que lo muestra involucrado en una conspiración para salir del bar, del tiempo o del lenguaje.
Pero si lee con la luz adecuada, estos textos nos dicen que para salir del infierno hay que amar más allá de las meras referencias filisteas. O quizás expresen que la única esperanza es cantar bien.