Mientras estábamos distraídos con nuestros avances en materia de derechos y la posición que tenemos en algún ranking de alguna publicación yanqui, un argentino ingresó en nuestro territorio. Dicen que Gustavo Sala llegó en una chalupa por el departamento de Colonia, después de haberle pagado una fuerte suma de dinero al dueño del monopolio de chalupas.
Una vez aquí, este dibujante se dedicó a observar y documentar nuestras costumbres más secretas y nuestras tradiciones más sagradas, para compartir ese conocimiento con el resto de su pueblo.
¡Orientales, no podemos permitirlo! Es nuestra obligación comprar cada libro de Casi uruguayo que encontremos, hasta agotar su edición, empezando por este mismo ejemplar. ¿Qué estás esperando?