La quietud cubre tierras, animales y pueblos hasta la irrupción del destello, una suerte de relámpago que augura desastre pero que antes se detiene e ilumina. El esplendor señala las imágenes memorables y precisas que habitan en estos cuentos: los peces que agonizan en silencio, las cenizas del volcán metiéndose por las bocas, las cuerdas que se tensan en el tajamar, los encendedores que avanzan en la oscuridad del campo y muestran más de lo que podemos adivinar.
Eugenia Ladra
Por su precisión línea a línea, el manejo de imágenes perdurables y la capacidad de seducir al lector con la intensidad de sus climas, Desastres naturales es un gran cuentario. Descubrir voces tempranas como la de Tamara Silva Bernaschina da tranquilidad. El futuro de la literatura uruguaya está en buenas manos.
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