Lena emprende el camino de la maternidad a tientas, con pocos recursos familiares, culturales y económicos. Sobrevive gracias a un modesto trabajo y a los servicios sociales. En la escuela, su hijo Tom tiene conflictos a causa de su comportamiento y rápidamente es diagnosticado con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) por lo que acaba sometido a tratamiento farmacológico. Sin embargo, un extraño accidente pondrá a su madre en guardia contra la medicación psiquiátrica.
Tom tendrá que enfrentar esa condición que lo señala como diferente al resto, mientras que Lena hará lo que sea necesario, incluso a riesgo de perder la custodia del niño, en el intento de darle a Tom la oportunidad de ser él mismo.
Laura Santullo no usa la narrativa para dar respuestas, sino para establecer una conversación sobre los límites de la a/normalidad y preguntarse sobre los riesgos de simplificar y encasillar la experiencia humana en una sociedad que estigmatiza sin tener en cuenta matices individuales, y donde los niños muchas veces son evaluados haciendo caso omiso de las características e historia de cada uno.
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