Es habitual que se valore la cultura como un componente esencial de toda sociedad, ya sea por su dimensión simbólica o por su potencial dentro de las industrias creativas. Menos frecuente, sin embargo, es que se destaque su papel como un activo estratégico en el ámbito de las relaciones exteriores. En muchos casos, este reconocimiento se manifiesta principalmente a nivel discursivo, lo que plantea el desafío de avanzar hacia una mayor concreción en políticas y acciones que reflejen esa importancia.
Este libro propone considerar la cultura como una herramienta central para la diplomacia, combinando elementos teóricos y ejemplos prácticos orientados a cumplir con los objetivos de la política exterior. Está dirigido a gestores culturales, artistas, diplomáticos, docentes, estudiantes y cualquier persona interesada en la internacionalización de la cultura y la diplomacia cultural.
En sus páginas, se integran diversas escuelas de pensamiento (realismo, idealismo, interdependencia compleja y el soft power, como concepto asociado) para entender la función estratégica de la cultura en las teorías de las relaciones internacionales. A su vez, e presenta a la cultura como un motor económico que impacta positivamente en exportaciones, inversiones, turismo, empleo y la marca país.
Con una escritura ágil y atractiva que no resigna profundidad en el análisis, se propone una metodología para diseñar una estrategia de Diplomacia Cultural, ofreciendo criterios para la selección de contenidos y destinos, y destacando el entorno digital como espacio central de la proyección cultural contemporánea.
Páginas: 288