¿Qué lleva a una mujer a cultivar el amor y la fidelidad a un hombre durante más de cincuenta años?La noche de verano de 1862, cuando Elvira Reyes se presentaba en sociedad, tenía ante sí la promesa de un futuro lleno de felicidad.Pertenecía a una familia acomodada, era joven y hermosa. Poco después se comprometería con una de las personalidades más importantes de la política y la sociedad montevideana: Julio Herrera y Obes.El ansiado casamiento, sin embargo, nunca llegó a concretarse. Elvira confeccionó y bordó tres ajuares, tantos como fechas de matrimonio fijó y aplazó con su novio. Mientras Julio Herrera vivía con intensidad los agitados años de conflictos políticos y sociales que afectaban al Río de la Plata, que varias veces lo llevaron al destierro, Elvira veía pasar los años languideciendo en una espera interminable.¿Cuál fue el destino de este amor? ¿Por qué Julio Herrera evitó formar una familia? ¿Qué secretos se esconden detrás de esta figura que fue presidente constitucional de la República y que pasó a la historia como el hombre que reinstauró, en el siglo XIX, los gobiernos civiles luego de quince años de dictaduras militares? ¿Cómo era verdaderamente Elvira, esa mujer paciente que dedicó su vida a amar y acompañar a un hombre que anteponía la política a su vida personal?
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