La retirada de la feróz Serpiente del año anterior dejó huellas imborrables en la historia reciente, dividiendo el mundo en dos partes irreconciliables, y sembrando la incertidumbre y el horror sin pausas ni compasión. Nunca antes recordamos haber asistido a tales espectáculos de muerte, horror, destrucción sin límites, como si se tratara de algo aparentemente normal, ante una humanidad que ha perdido su capacidad de asombro.
Queremos creer que no será demasiado tarde para detener esta destrucción, no solo de países o personas, sino de valores, de ética, ¡de empatía! La gran esperanza que representa la estruendosa llegada del poderoso Caballo de Fuego traerá consigo nuevos aires de liberación, de rebeldía, de innovación, iluminándolo todo con su gran fuego purificador. Se trata de un signo que fue temido en la antigüedad, puesto que quienes nacían en ese período solían ser grandes revolucionarios o mujeres imposibles de controlar.
La regencia del radiante Caballo de Fuego se perfila como un tiempo dinámico, intenso, emocionante, marcado por una energía ardiente. efervescente, que toma riesgos sin temor alguno, siempre tras la búsqueda de grandes aspiraciones.
Este año de Fuego podría traer la gran purificación, podría ser el mensajero de la luz perdida, podría devolvernos el impulso para reconstruir la esencia descompuesta de la civilización actual. La esperanza es lo último que se pierde, por eso creo firmemente que este Caballo fogoso puede ser el puente luminoso que nos conduzca a una nueva realidad.
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