La insolación es la completa fundición con la luz, la marcha ineludible hacia un final y su misterio. En esta novela sobre trayectorias íntimas y desplazamientos ilusorios, una mujer se encuentra con su propia finitud. Pero no está sola, Porzecanski entrelaza su historia con otras: un místico judío del siglo xvi; un amigo que sale a buscarse en el Camino del Inca; el chamán que la enfrenta con su animal espiritual; la diosa africana Iemanjá, que emerge —para consolar a las almas rendidas— de las aguas que también corren por el Ganges, adonde van los cuerpos en piras funerarias. Y el sol que todo lo funde, que todo lo deshace. En el umbral, la protagonista percibe cómo es parte de todo y todo es parte de ella
«Insolación es “la zona”: el umbral de la incordura donde todo es posible al mismo tiempo y donde todo te abruma. Todos tus sueños, tus delirios, incluso los más improbables, se vuelven realidad y ya eres un poco, toscamente, feliz. Pero no lo bastante, porque algo queda merodeando por afuera como una suerte de hueco, una leve frustración, la conciencia de que algo no termina de cerrar.»