No es casualidad que en el nivel más alto del Sistema Nacional de Investigadores haya una mujer por cada 3,4 varones. Tampoco que en los grados iniciales la participación femenina se equipare a la de ellos. Habla de una lógica de obstáculos y prejuicios, más o menos conscientes y vastamente estudiados, que lentamente va cambiando. Las once científicas uruguayas retratadas en este libro cuentan sus sueños, su día a día, sus logros y sus peajes. Estas páginas guardan la esperanza de contagiar a quienes se plantean seguir sus pasos y a los lectores todos, para que puedan darle a su labor el lugar que merece.
Sin ellas, la ciencia tendría otro tinte. Trabajan con pasión, la mayoría en silencio, en temas que parecen lejanos y sin embargo repercuten en la vida de todos. Productos naturales que contrarres-ten el uso de plaguicidas, sistemas de información para cuidar el ambiente, el amor por partículas tan imperceptibles como poderosas, el tesón de una loca idea, la estadística aplicada para modelar el comportamiento del SARS-CoV-2 y la carrera para fabricar en Uruguay un kit para detectarlo se cruzan con una científica emprendedora, una doctora del clima especialista en enfrentar temporales, una experta en mecatrónica que hace hablar a las máquinas o una jugadora de elite en las matemáticas. Cuando la creatividad y las neuronas se conjugan con entrega, el resultado no tiene límites.
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