En el Primer manifiesto surrealista (1924), André Breton propuso otorgar supremacía a la actividad onírica: sumergirse en sus laberintos, dejarse arremolinar por sus corrientes y navegar, mancos de remos, en sus aguas.
En esta antología, veinticinco escritoras y escritores que pertenecen a lo mejor de las letras uruguayas narran a partir de sus sueños. La inminencia de un desastre; el palpitar de una duda que desconoce lo conocido; un volcán que estalla por las noches; ladridos que son peces. Amir Hamed con un gabán viejo sobre una camisa brillosa. Marosa con lentes de gato frente a los focos del set. Preguntas como: ¿por qué a veces, al contemplar los árboles, piensas en candelabros?
Toda revolución produce ondas expansivas; sacude, despabila, provoca. Ese ímpetu disruptivo de la revolución surrealista es lo que viene a celebrar, un siglo después, este libro.