La pareja entró en una lógica consumista. Tenemos aplicaciones de citas para búsquedas en un supermercado global en el que el otro se transforma en un producto en una góndola infinita y en el que disponemos de un mundo de oportunidades, creemos. Algunos disfrutan más de buscar que de encontrar. Cada vez nos casamos menos, nuestras parejas duran menos tiempo, tenemos menos hijos. Formar familias y construir relaciones duraderas es cada vez más difícil. Imposible para muchos.
Cuando empecé a hacer terapia de parejas hace unos 25 años, la pareja tenía un valor supremo. Había que resolver los conflictos que aparecieran en el camino e intentar «salvarla».
En este escenario, vamos a intentar presentar unas cuantas buenas razones para formar pareja y para trabajar por sostenerla, asumiendo todas las complejidades, miedos, luces y sombras de la vida actual. Contaremos con la invalorable ayuda de Redonda y Cuadrado, unos personajes bien de esta época.
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