Hace más de 50 años la murga uruguaya La Soberana visualizó hacia donde caminaría el mundo en el futuro a través de un cuplé que bautizó con el nombre de Computadora. En un pasaje del espectáculo se consultaba al aparato con la "esperanza de tu verdad porque es humana y hermana y todos pueden confiar".
En 1977, en una oficina de la Armada uruguaya, se diseñó una operación de inteligencia, conducida inicialmente por un reducido grupo de oficiales y el apoyo, en la clasificación de la información, de dos presos del Partido Comunista en el Uruguay (PCU) que habían sido delatados por la dirección del Partido. A ellos se sumaron, tiempo después, una decena de presos de distintos grupos de izquierda. La operación fue llamada Computadora. El objetivo: la caída de la Red Clandestina del PCU, que fue para el Uruguay lo más parecido a dejar en escombros el Muro de Berlín.
Algunos detenidos pasaron a ser informantes del Cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA) y ayudaron a la detención del entonces Secretario General del PCU, León Ley, considerado como un objetivo por la represión de la Dictadura. Este libro está basado en los testimonios del protagonista principal, que no se esconde en las trincheras de las fuentes. Esos testimonios hacen papilla la historia oficial del PCU, mostrando que las delaciones de la Dirección comunista puso, en manos de la represión, a sus cuadros y militantes. En el FUSNA, desfilaron por Computadora el presidente de la República, Aparicio Méndez, el titular de la Suprema Corte de Justicia de la época, embajadores, miembros del MOSSAD (servicio secreto de Israel) y de la ESMA de argentina, con el fin de conocer esta oficina de inteligencia. Computadora, tras derribar la red clandestina del PCU, propuso la creación de un Plan Sindical independiente, sin manipulación de las patronales, del gobierno de turno o de un partido político, y no como en la actualidad, donde el PCU maneja la organización de los trabajadores con su sesgo ideológico.
Fueron las patronales, especialmente el Grupo Soler, y la actitud pusilánime de la Asociación de Bancos, que gracias a su amistad y cercanía con algunos generales, enterraron el intento e impidieron acciones contra la red comunista presente en la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU). AEBU fue intocable durante la Dictadura. Sus bienes y local no fueron tocados, al contrario de la mayoría de los sindicatos. ¡Quedó bien claro que el dinero manda en cualquier sistema de gobierno! El objetivo de este libro es poner la verdad de la Computadora sin tapujos, engaños, mentiras y reservas.
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