A cincuenta años de la infidencia que permitió que el domingo 28 de abril el diario BP Color anticipara la devaluación del dólar de 200 a 250 pesos ocurrida el lunes 29, Raúl Ronzoni, en una rigurosa investigación, devela los entretelones del episodio y, finalmente, descubre la identidad del infidente.
El año 1968 fue bisagra en la historia uruguaya: un presidente con tendencias autoritarias y poca capacidad política que asume luego de la muerte del electo general Óscar Gestido, inflación disparada, efervescencia social con una clara radicalización estudiantil y permanente resistencia sindical, continuos cambios ministeriales, la desbordante insurgencia de los tupamaros y la incapacidad del deteriorado sistema político para encauzar al país sumergido en una profunda crisis.
En ese contexto la filtración de la devaluación fue una explosión psicológica y política de gran importancia. Es más, Jorge Batlle vivió décadas con el estigma político de ser el presunto infidente.
La comisión parlamentaria, integrada por políticos de primera línea, y la posterior investigación de la Justicia no pudieron esclarecer el hecho ni encontrar al responsable; tampoco los tupamaros que secuestraron al juez de la causa ni los militares cuando, años después, apresaron ilegalmente al dirigente quincista.
Alberto Astesiano, el reportero a quien le adelantaron la información de la devaluación, provocó, además, la primera decisión judicial en Uruguay que estableció el derecho a reservar las fuentes de una información periodística.