Recuerdo las palabras de la tía Paula cuando escuchamos lo que sucedía: "Ojalá no nos hubiera tocado a nosotras". Pero claro, tenía que tocarme a mí... Todo empezó en una isla del Pacífico, donde un volcán entró en erupción. Hasta ahí, todo normal. Solo una semana despues, el planeta entero está a punto de ser destruido por un mar de lava. Y la única forma de detener el fin del mundo es que encuentre un ídolo perdido hace más de dos milenios y realice un ritual en un templo del mítico reino de la Atlántida, una isla que, para variar, nadie sabe si realmente existió ni dónde podría estar. Pan comido, ¿verdad?.
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