Un hombre ha fallecido delante del televisor. No sería noticia si no fuera porque, tras cuatro meses en que nadie lo echó de menos, lo ha encontrado casi momificado un operario de la compañía eléctrica. Poco después tiene lugar otro macabro descubrimiento, esta vez en un bosque. Junto a un abeto hallan un cadáver semienterrado en la nieve. Debe de llevar ahí desde verano y, atrapado entre sus dedos, hay un mechón de cabellos rubios.
Mientras William Wisting, detective del cuerpo de policía de Larvik, investiga el segundo caso, su hija, Lisa Wisting, vuelve unos días a su pueblo natal para preparar un reportaje sobre el primero: ¿cómo puede morir alguien así en Noruega, uno de los países más prósperos del mundo?
Lo que nadie intuye es que pronto emergerá de las sombras la inquietante figura de un usurpador: un asesino en serie que, suplantando la identidad de algunas de sus víctimas, ha eludido a la justicia durante décadas. Por si fuera poco, el FBI va a pisar suelo noruego para darle caza y con ellos deberá colaborar, le guste o no, el taciturno William Wisting.
Páginas: 384