Karl Ove Knausgård está luchando con su tercera novela casi diez años después de que su padre se emborrachara hasta morir. Quiere que sea una obra maestra, pero le atormentan las dudas. La mente de Karl Ove deambula entre sus frustraciones actuales y su relación con su familia y el pasado, cuando su padre tenía la misma edad que él ahora. Era un niño serio y angustiado, con un hermano más feliz y menos complicado que él, una madre apacible y cariñosa pero casi invisible, y un padre distante e imprevisible, cuya muerte prematura suscitó en él emociones contradictorias que aún no ha conseguido aceptar.
La muerte del padre es la primera novela de las seis que conforman Mi lucha. Knausgård se embarca en una exploración proustiana y desmenuza la historia de su propia vida hasta obtener las «partículas elementales». El resultado es una historia universal de los combates que todos debemos librar, una novela tan profunda como absorbente escrita como si la propia vida de su autor estuviera en juego.
«Una confesión dolorosamente sincera, un triunfo sin igual, una lectura adictiva, un suicidio literario, una ambiciosa pieza de hiperrealismo, un libro de una originalidad asombrosa» (Aftenposten, Noruega).
«Tan sublime como desea su autor, debería devolver a la vida a los lec- tores cínicos o fatigados» (Boyd Tonkin, The Independent, Inglaterra).
«Sorprende por su lucidez y profundidad, una obra seria, concienzuda» (Robert Saladrigas, La Vanguardia).
«Un libro importante, un esfuerzo literario digno de admiración y un ejemplo de vocación literaria» (José María Guelbenzu, El País).
«La muerte del padre es una gran novela con una prosa limpia, fluida e introspectiva» (Rafael Narbona, El Mundo).
«Entre el descarnado pacto autobiográfico, las memorias, las confesio- nes íntimas o la cura psicoanalítica» (Mercedes Monmany, ABC).