Larrobla tiene que ir a Santa Clara, aquella ciudad de la que huyó aterrado jurando no volver. Pepi, su jefa, quiere una nota sobre vacas criollas. Y a pesar de su promesa, vuelve. Primer error. O tal vez no.
El criador de esas vacas es Berreta, antiguo referente del horror. Mientras conduce le cuenta que de esas vacas «correosas y de cuero duro», además de él por motivos nostálgicos, solo el ejército tiene un rodeo mayor, como para mantenerse ocupados en algo. «Listo, terminé, vi las vacas que comió Artigas», piensa. La nota fue un éxito, pero Larrobla se siente cada vez más cascoteado.
Nuevo encargo de Pepi en una nueva locación: Piedra Negra, centro de la vida nocturna de tres departamentos. Larrobla tiene escasa información: en el lugar hay cinco whiskerías y, según el comentario de Betti, la secretaria de Pepi: «En Piedra Negra se coge fuerte». Y allá fue.
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