A veces intentamos ver el mundo con mirada infantil. Al hacerlo, nos topamos con algunas preguntas fundamentales, esas preguntas que los pequeños se hacen sin miedo y que en cambio los adultos a menudo olvidamos o dejamos que queden ocultas tras el ritmo frenético de la actividad diaria. ¿Cómo responder cuando una hija quiere saber si sus padres la quieren tal como es, o si se esperaban otra cosa? ¿Cómo explicar qué son la vida y la muerte, por qué las piedras no sienten dolor y los animales no hablan? ¿Qué significa cumplir una promesa? ¿Qué representan los amigos imaginarios con los que jugamos de niños? La filosofía es esto: asombro y descubrimiento del mundo. Y las preguntas a veces cuentan incluso más que las respuestas.
Leemos cuentos a nuestros hijos, jugamos y hablamos con ellos, nos preocupamos por ellos o discutimos con ellos sobre el desorden de la habitación y para que se coman lo que hay en el plato. Y no solemos reparar en el hecho de que las preguntas que les surgen rara vez son tan inofensivas como parecen. ¿Por qué hay que servir la sopa con cuchara, disculparse o mantener el orden? ¿Quién dice lo que está escrito en nuestros libros? ¿Qué significa eso de yo y tú? Lo más cotidiano puede ser un excelente punto de partida para las incursiones filosóficas de Wolfram Eilenberger. ¿Sufren las piedras? nos muestra una faceta nueva, refrescante y sorprendente de este autor. Este libro divertido, inspirador y repleto de humor nos contagia la curiosidad infantil por la sabiduría.
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