Al nacer, Victoria Dawson fue una encantadora niña rubia con ojos azules y un tanto regordeta... Aunque esto no era así para sus padres. Siempre se ha sentido poco valorada por ellos y con la sensación de que jamás estaría a la altura de sus expectativas. Con la llegada de su hermana menor, la preciosa y perfecta Gracie, la situación empeoró y tuvo que acostumbrarse a los comentarios cínicos de sus padres y a que la tacharan de ser «la prueba piloto» de la descendencia de los Dawson.
Crecer en una ciudad como Los Ángeles, donde la belleza y el físico es casi un culto, tampoco facilitó las cosas. Victoria siempre había soñado con el día en que pondría tierra de por medio, pero ni siquiera trasladándose a Chicago y cumpliendo sus sueños profesionales puede ahuyentar las críticas de su familia. Gracie es la única que jamás la ha juzgado por el físico. Con ella siempre había compartido un vínculo muy especial que parecía imposible de romper... o eso creía.
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