Reseña publicada originalmente en La Guarida de la Ilusión.
“Echarás entonces la mirada atrás y te darás cuenta de lo feliz que eras hoy.” P.206
Cumbres borrascosas, considerada una obra maestra de la literatura universal, fue publicada en el año 1847 bajo el seudónimo de Ellis Bell o como hoy en día es conocida: Emily Brontë. La autora, nacida en Yorkshire el año 1818, escribía junto a sus hermanas Anne y Charlotte Brontë, pequeñas historias en verso y prosa, las cuales se recogieron en su primera publicación conjunta. Las tres trabajaron muy duro durante años para que sus obras viesen la luz y, a pesar de que las críticas en un principio no fueron muy adelantadoras, consiguieron hacerse hueco en el panorama literario de la época. Y un año después de la publicación de Cumbres borrascosas, Emily, que padecía una grave enfermedad, murió a los treinta años de edad, sin poder saborear el éxito que, con el tiempo, adquirió su obra.
La casa cuyo nombre da título a este libro adquiere el papel de personaje principal y esencial en la obra, pues la atmósfera que envuelve a Cumbres borrascosas: la inestabilidad meteorológica, la niebla que entierra las escarpadas cumbres, sus impetuosas tormentas de agua y nieve y el ambiente hostil que riega la vida de la tierra; se apodera de la personalidad de sus habitantes, otorgando a la mayoría el carácter temperamental que da sentido a la historia.
La autora nos muestra, gracias a este fiel retrato de la sociedad inglesa de Yorkshire, la compleja y aislada vida de sus lugareños a través de unos personajes ficticios afincados en los dos escenarios claves de la novela: Cumbres borrascosas, donde habita en primera estancia la familia Earnshaw y la Granja de los Tordos, propiedad de los Linton. Vecinos que, por su forma de ser y, me atrevería a añadir, por la influencia que la primera finca, embriagada por un ambiente borrascoso, causa en sus inquilinos, anidan en su interior una intensa carga emocional que los hace enloquecer.
Heathclift es quizás uno de los personajes más complejos y desconcertantes de la novela. Acudiendo a un símil que en otras ocasiones se le ha conferido, debido a la innovadora construcción de la historia, a su autora; este personaje, así como la propia trama en sí, es como una muñeca de matryoshka que, con el tiempo, se va despojando de sus capas. Su incierta llegada al mundo y los constantes desprecios de su hermano adoptivo, Hindley, fueron poco a poco creando en su interior una discordia hacia todos los que le rodeaban incluido a sí mismo.
Escena de la versión cinematográfica de Cumbres Borrascosas hecha en 2011 bajo el nombre Wuthering Heights. Dirección: Andrea Arnold