Sarah se muda con sus padres a Nueva Zelanda. A pesar de los paisajes de ensueño, Sarah no puede evitar echar de menos su antiguo hogar en Alemania, las cuadras y, sobre todo, al caballo del que se ocupaba allí. Empieza a interesarse por su nuevo hogar cuando, junto al atractivo y misterioso Lucas, descubre los caballos salvajes del monte Kaimanawa.
Sarah se prenda de un semental plateado al que bautiza en secreto como Dream. Cuando Sarah se entera de que los caballos van a ser apresados y domados para hacer sitio al ejército, que necesita construir un campo de maniobras, Sarah está en shock. Para colmo, Dream acaba en manos de un brutal tratante de caballos y Sarah no puede evitar obsesionarse con una idea: ¿Cómo puede devolverle la libertad a Dream?